Al sur del departamento, el valle del río Lot. Su curso es impredecible, tallado a golpe de sinuosos meandros a través de la gran meseta de piedra caliza: los famosos lazos o sinuosidades del Lot. Está bordeado por altos acantilados donde se alza el pueblo de Saint-Cirq-Lapopie. Al norte, el valle del río Dordogne que atraviesa el departamento durante unos de cincuenta kilómetros. Es el Valle de las Maravillas, con sus orgullosos castillos, Castelnau-Bretenoux, Montal y sus pueblos, como Carennac. Paralelo al curso del río Lot, el valle del río Célé no tiene nada que envidiarle. Este afluente del Lot es también su réplica en miniatura: escarpados acantilados, pueblos con encanto y un lugar prehistórico importante: la cueva de Pech Merle.
Al sur del departamento, el valle del río Lot. Su curso es impredecible, tallado a golpe de sinuosos meandros a través de la gran meseta de piedra caliza: los famosos lazos o sinuosidades del Lot. Está bordeado por altos acantilados donde se alza el pueblo de Saint-Cirq-Lapopie. Al norte, el valle del río Dordogne que atraviesa el departamento durante unos de cincuenta kilómetros. Es el Valle de las Maravillas, con sus orgullosos castillos, Castelnau-Bretenoux, Montal y sus pueblos, como Carennac. Paralelo al curso del río Lot, el valle del río Célé no tiene nada que envidiarle. Este afluente del Lot es también su réplica en miniatura: escarpados acantilados, pueblos con encanto y un lugar prehistórico importante: la cueva de Pech Merle.
Cahors, la seducción
Encorsetado en una curva del río Lot, Cahors ha entrado recientemente en el prestigioso círculo de las ciudades clasificadas « con Arte e historia ». Engarzado con piedras doradas, calles floridas, terrazas de bares y plazoletas renovadas, el corazón histórico de la capital de la provincia del Lot (20 000 habitantes) resulta particularmente seductor. Importante ciudad romana (ver los vestigios de las termas galorromanas), la antigua « Divona Carducorum » se convirtió en el siglo XIII, gracias a la llegada de los comerciantes y banqueros lombardos, en uno de los polos financieros más importantes de Europa.
De esta época dorada y de la guerra de los Cien Años, durante la cual permaneció invicta, la ciudad conserva magníficas reminiscencias. El « Secteur Sauvegardé » (barrio antiguo, rehabilitado y clasificado) dibuja así un cuadro de clara belleza : fachadas góticas en los barrios medievales, decorados esculpidos sobre un tema en particular, mansiones renacentistas, la Torre de Juan XXII, la Casa de Henri IV, sin olvidar la Barbacana y el Puente Valentré, ejemplos de la arquitectura militar del siglo XIV. Con su nave cubierta de cúpulas y su claustro renacentista, la catedral San Etienne vela, los miércoles y sábados, uno de los mercados más típicos del suroeste. El bulevar Gambetta, arteria animada del centro de la ciudad, da testimonio, junto con el teatro, el ayuntamiento, la biblioteca y el palacio de justicia, de la arquitectura neoclásica del siglo XIX. Este conjunto está bañado por un clima meridional donde se conjugan la vitalidad y la dulzura.
Figeac, la opulencia
Maison du Griffon, Hôtel de la Monnaie, Château de Balène, Hôtel de Livernon,... : Los palacetes urbanos de Figeac son un testimonio excepcional de la evolución de la arquitectura civil. En una misma fachada, se puede ver la época románica en los arcos y en los graneros abiertos, la gótica en una puerta decorada, la renacentista en un mirador, y así, hasta el clasicismo del siglo XIII. Desde 1998, el « Espace Patrimoine » (Espacio Patrimonio) presenta al público la historia de la ciudad. Rehabilitada con esmero como muestran los alojamientos y los espacios públicos inscritos en la historia, el « Secteur Sauvegardé » (barrio antiguo, rehabilitado y clasificado) de Figeac evoca las horas ricas de la ciudad. Esta, hizo fortuna gracias a las grandes familias de comerciantes que desde siglo XII hasta el siglo XIV, llegaron hasta Oriente imponiéndose en el comercio de especias, sedas y otras mercancías raras. Cálida, comerciante, la Antigua Figeac, vió igualmente nacer, en 1790, a Jean François Champollion. La plaza de las escrituras le rinde homenaje a traves de su inmensa losa de granito negro que representa la piedra de Rosette, el fragmento de la estela egipcia que permitió a Champollion descifrar los jeroglíficos.
El valle del río Dordogne, la alianza entre la naturaleza y el patrimonio
Las aguas del río Dordogne excavan el norte del departamento del Lot durante unos sesenta kilómetros. El curso del río se confunde con el "Pays d'Art et d'Histoire" (región con arte e historia) del valle del Dordogne. Compuesto por 62 municipios, éste último se extiende de Sousceyrac a Souillac. Ligado a la personalidad de un río que siempre estuvo en pleno centro de rivalidades guerreras y de intercambios comerciales, la atracción turística de la región reside en parte, en el temperamento de sus paisajes en los cuales se mezclan Limousin, Quercy y Dordogne. Aquí se pueden descubrir parajes naturales de gran belleza, producto de fuertes fracturas entre mesetas y valles
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